Como fotógrafo de vida salvaje, es una fecha marcada en rojo en el calendario; una cita obligatoria durante la cual la única preocupación serán los ciervos, no hay tiempo para otras especies. No han faltado peleas, carreras, baños de barro, cópulas... que aunque fotografiadas no tienen la calidad suficiente como para ser mostradas; nada más allá de un fotodocumento, aunque, visualmente, hacen las delicias del observador de naturaleza.
Aquí os dejo parte del archivo conseguido este año, espero que os guste y que os haga, al menos, imaginar los momentos tan intensos vividos. Quería también dedicarle la entrada al amigo David López de Letona, con el que he compartido muchas penurias, muchas horas de frío, lluvia, viento... Va por ti compañero!
También un jabalí se pasó por allí con las últimas luces del día.
Como se hizo: